Sinopsis:
Muriel tiene veintiún años y acaba de terminar la carrera de
magisterio. Se dirige ilusionada a su primer destino, donde las ilusiones de la
joven maestra chocan con la dura realidad de un pueblo perdido entre las montañas
del Pirineo navarro. Nada es como lo esperaba. La escuela es antigua, no
entiende la mentalidad de los lugareños... Poco a poco, Muriel supera su
desánimo, descubre su auténtica tarea: ayudar en lo que puede a los alumnos y a
la gente del pueblo. Advierte que los campesinos de Beirechea, bajo sus toscas
apariencias, son personas receptivas. Incluso llega a rechazar una interesante
oferta de trabajo en Pamplona. Además, se enamora de Javier, un joven sensible
y extraño que lucha por cambiar los métodos de trabajo en el campo y que
complementa su destino humano. Muriel acaba integrándose en el pueblo.
Resumen personal:
Muriel es una muchacha de 21 años que acaba de terminar los
estudios de magisterio y ha conseguido acceder a un puesto en un pueblo de
Pamplona, aunque que ella pensaba que serÃa en la cuidad.
El dÃa que tiene que marchar a Bairechea (asà se llama el
pueblo) está muy triste y tras un duro viaje en un autocar consigue llegar.
Allà la espera Pello, su casero, quien le muestra la escuela; esta se encuentra
en pésimas condiciones: tiene goteras, ratas, manchones de tinta, polvo… etc.
Cuando llegó a su nueva casa, conoció allà a la familia de
Pello y al cura del pueblo.
Tras limpiar la clase con ayuda extra, la pequeña escuela
quedó como nueva.
El primer dÃa de clase llegó y se ausentaron 3 niñas. Muriel
cada vez se llevaba mejor con el sacerdote (con el que tuvo un encontronazo la
noche que llegó al pueblo), el tiempo pasaba y a pesar de tener pensado
quedarse solo un mes, ya llevaba mes y medio, por lo que decidió quedarse allÃ
hasta navidad.
Según pasaba el tiempo, Muriel se fue acostumbrando al
pueblo a sus gentes… y con ayuda de la religión consiguió volcarse mucho más
con sus alumnos.
Muriel, desesperada, acudió a donde el cura y le explicó lo
que los niños le dijeron antes: algunos iban a clase por interés, otros por no
molestar a sus padres. El sacerdote no le dio mayor importancia y justificó que
muchos niños no hacÃan las tareas por ayudad en el campo a sus familiares.
La escuela volvió a abrir el 8 de enero tras las navidades,
Muriel no se fue. Era la época de la
gripe y faltaban muchos niños a clase y cómo no, Marta Arive, la niña que ya
habÃa faltado anteriormente. Decidió preguntar al cura pero no estaba y el alcalde estaba enfermo asà que fue nula, pero harta de no hallar
respuestas cogió su bicicleta y fue a casa de la niña. Allà habÃa un hombre, y
Muriel le preguntó si su hija, Marta, estaba escolarizada. Pero él le dijo que
era soltero y que no tenÃa ninguna hija.
La maestra, creó en su clase una biblioteca con libros suyos
o donados de sus familiares, amigos o gentes del pueblo para que los niños leyeran
algo.
Llegó Semana Santa y Muriel decidió pasarlo con su familia
en Pamplona, por lo que se fue con ellos. Tras volver a Beirechea todo el mundo
en el pueblo le acogió muy bien, deseaban
que regresara, y esto alegro más que nunca a Muriel, que se querÃa muy querida.
Sylvia (hermana de Muriel) y su novio se presentaron en
Beirechea con la idea de que Muriel volviera a Pamplona, a una escuela en la
ciudad, pero Muriel, ya encantada con el pueblo y sus gentes, no pudo aceptar y
hacerles ese feo a sus alumnos.
Muriel organizó una excursión (que tuvo que retrasar) al
campo para recoger cosas y hacer fotos para el primer domingo de mayo.
Al regresar al pueblo, Muriel se dio cuenta de que se le habÃa olvidado su jersey y la
cámara de fotos allÃ, sobre una piedra. Al salir del colegio montó en su
bicicleta y se fue a buscar esas cosas. Empezó a granizar y se perdió, pero apareció
Javier Arive (el supuesto padre de Marta, la niña que no iba a clase) y le
ayudó a regresar a casa.
Cierto dÃa, los niños estaban alborotados, y de pronto entró
una inspectora. Los niños se portaron fatal.
FermÃn pidió matrimonio
a Muriel, al igual que Miguel (poco después) pero ella se negó porque esperaba
al amor de su vida.
La maestra, volvió a Pamplona y se hizo ‘amiga’ de su tÃa ya
que tenÃa muchos libros y le podÃan servir para su escuela. Al regresar a su ya
querido pueblito llevó los libros, y pintó las paredes de blanco y para tapar
la gotera pintó un luminoso sol que la tapaba. Un poco más tarde llegó Javier
Arive y le ayudó a terminar de pintar, las ventanas. Tras hablar juntos se
dieron cuenta de que tenÃan muchas cosas en común. Cuando terminaron de pintar
el colegio estaba ansiosa porque volvieran los niños a ella.
Gracias al padre de una alumna puso una biblioteca para los
mayores, viendo que no solo a los niños les interesaba la lectura.
Un domingo, Muriel
estaba con Javier Arive, y este le contó que estudio música pero no la
practicaba, asà se fueron conociendo más.
Teresa, querÃa seguir estudiando y tenÃa capacidades para
ello, pero su padre no le dejaba. El sacerdote y Muriel hablaron con el padre y tras mucho insistir le convencieron para que
su hija pudiera seguir estudiando.
Al final Muriel acudió a casa de Javier, quien le propuso
matrimonio y ella aceptó.
Reflexión
La historia de Muriel está perfectamente ambientada, y al
empezar a leer la obra me pasó como a ella: solo con imaginarme dando clase en
un pueblo ‘perdido’ me daba pánico, pero a medida que ella iba madurando, yo también y con ello mi miedo disminuyendo.
Otro tema que me ha llamado la atención mucho es el retaso
que puede existir en las zonas más alejadas de las ciudades y lo poco que
importa a casi todo el mundo.; también que Muriel como maestra que es se
preocupa porque los niños aprendan algunos valores y no solo conocimientos,
además de enseñarles lo bonito que es aprender.
Este libro es otra muestra más de lo duro que es esta
preciosa profesión que he elegido, junto a mis compañeras, pero a la vez lo
gratificante y bonito que es ver la evolución en los niños, y la felicidad en
sus rostros cuando aprenden algo, también que ser maestra no solo es enseñar
unos conocimientos de las asignaturas, sino ayudarles a formarles como
personas, para su dÃa a dÃa en un futuro, ayudándoles a conseguir sus propios
valores; como hemos estudiado en la asignatura de TeorÃa de la Educación.
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